La constante

Queridos Reyes Magos:

Os escribo a vosotros porque del abuelo regordete con uniforme de Coca-Cola no me fio, nunca me callo demasiado bien la gente que va en trineo a todas partes, y menos él, que fijo que se pasa todo el año engordando y retozando con la señora Claus, mientras sus elfos trabajan jornadas a destajo en gélidas fábricas de juguetes. Desde siempre me gusto mucho más vuestro estilo, de llegar y pagar a tocateja con ese doblón de oro en El corte inglés.

Este año lo que quiero es algo diferente, no digo que el dinero y la ropa de otros años ya no me gusten, cumplen perfectamente ese efecto sedante de felicidad momentánea, pero este año quiero, más bien necesito algo nuevo, algo a largo plazo, quiero una constante. ¿Qué es una constante? Una constante es ese algo en tu vida que nunca se desmorona, un punto de apoyo, un pilar. Da igual la cantidad de golpes que recibas, las heridas que sufras, da igual lo caótico que se ponga todo, o lo perdido que lo veas, una constante nunca te abandonará, no se morirá, no te hará daño, siempre conseguirá que por unos instantes tu mundo vuelva a estar en orden, darte esperanza, conseguirá que en este mundo loco, no pierdas la cabeza.

Si no os importa, no quiero como constante el alcohol o las drogas, se que a mucha gente le sirve para evadirse, para escapar de la realidad y olvidar, es mas casi todos alguna vez creímos encontrar las soluciones a las dificultades en el fondo de un tubo con hielos, pero creo que con esto lo único que haces es esconder tus problemas, huir y no afrontarlos, para que al final acabes explotando. Tampoco quiero como constante a una persona, cierto es que son las más efectivas de todas, tanto familia, como amigos, como parejas, pero somos finitos y tarde o temprano se mueren, se van o simplemente te acaban abandonando. Así que me encomiendo a vosotros, esperando y deseando, que el seis de enero pueda disfrutar de mi constante.

Pd: Como todos los años os dejaré un poco de leche, champán y galletas Chiquilín.