lunes, 21 de noviembre de 2011

Unomásuno


Se acostaron, pero no se levantaron, dejaron que a la noche le siguiera el día y así sucesivamente hasta que se olvidaron cuando era de noche y cuando era de día. Hicieron un mundo de unas sábanas y un colchón, y no necesitaron más mundo que ese ni más personas que una. Se miraban, y entonces se reían sin saber porque, una risa de esas a medio camino entre la estupidez y la felicidad, una risa de esas que acaba en un roce, que le sigue un abrazo, y que termina en un beso. Agotaban los segundos sumergidos en palabras, hablaban como nunca antes lo había hecho, hablaban de esas cosas que nunca se habían atrevido a contar, hasta que de vez en cuando un cálido silencio les interrumpía y la sucesión de risas, roces, abrazos y besos empezaba de nuevo.

Aquellos días se comieron la monotonía, aquellas noches reinventaron la palabra amor.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Trescientos sesenta y cinco susurros después...

Te grito un secreto a voces, te soplo un guiño de frases, te hablo sin que me escuches, escribo un punto y aparte. Desmonto tanto cuento tonto, de verdugos, de princesas, y de prisioneros adictos al café. Empiezo viajes, monto mis sueños, y cazo tesoros en conversaciones aburridas por la experiencia. Disfruto mi mundo, segundo a segundo, de esto y de aquello, lo cambio todo, y empiezo de nuevo.

Trescientos sesenta y cinco susurros después....tú tenías razón.