jueves, 25 de abril de 2013

Majareta

Y los jardines resultaron ser matorrales, y los gigantes simples guisantes. Su cordura precipito su locura, y entre precipicios se encontraba la razón, su maldita adicción a canciones dedicadas a otros y el recuerdo de su olor. Y el loco, que además era tonto, pensó en los quizás, pensó en los adiós  pensó en los oasis de coincidencias que solo él encontró, pensó que pensar tanto no era bueno para el corazón, así que se compró un caballo.