domingo, 21 de noviembre de 2010

Final feliz



Siempre he pensado que las historias del cine, son historias sin acabar, en las que solo te enseñan el final feliz, para que llegues a casa y te sientas un poco menos miserable. Porque si el jugador de rugby se quedara con la engreída y egoísta de la animadora en vez de con la empollona/freak del colegio, probablemente tu vida sería un poco mas mierda de lo que es.

Así que yo suelo imaginar lo que pasa después de ese último beso que cierra la película. Qué pasa cuando ya no son dos rebeldes contra el mundo, cuando la monotonía entra en su vida y ahoga poco a poco la magia. Probablemente el se acabe tirando a la bebida debido a su futuro decadente, lejos de la popularidad y poder que tenía en el instituto. Y ella se acabe tirando a algún Jack, John o Michael, antes de dejar a su marido por alcohólico, esperando a que su amante cumpla su promesa de dejar a su mujer, de la cual nunca se va a divorciar.

Supongo que preferimos pensar que vivieron felices y comieron perdices, porque si nos imagináramos el final más probable nos vendríamos abajo, supongo que es cuestión de actitud. Lo bueno de todo esto es que somos dueños de nuestro destino, ya que, nunca mejor dicho, somos los guionistas de nuestro presente.

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