sábado, 5 de febrero de 2011

El último James Dean



Ahí estaba, apoyado en aquella barra huérfana de taburetes, dándole los últimos sorbos a un whisky con sabor a agua que le habían cobrado a precio de oro, buscando con la mirada alguien a quien amar por una noche. Nunca se había complicado demasiado a la hora de vestir: camiseta blanca, pantalones vaqueros, unas botas desgastadas y una cazadora de cuero negra completaban su fondo de armario. Su única obsesión era su pelo, en sus bolsillos nunca faltaba un peine pequeño, y cualquier espejo era una buena ocasión para darle uso.

La búsqueda pronto dio resultado, y cerca de unas escaleras que conducían a la sala vip la vio, destacaba entre las demás por su pelo rojizo y su tez blanca, llevaba un vestido ceñido que dejaba muy poco a la imaginación y lucia una de esas sonrisas que te hacen imaginar demasiado. Después de unos minutos, el cruce de miradas se convirtió en una mirada sin cruces, entonces poso el vaso, sacó un cigarro y se fue acercando lentamente a ella mientras lo encendía, sin dejar de mirarla, sin dejar que pudiera perderse en los ojos de nadie más. Las palabras precedieron a las risas, y justo cuando comenzaban las caricias un tipo alto, engominado, con una camisa rosa abierta que mostraba un pecho totalmente depilado y tostado por el sol ademas de unos músculos rebosantes de esteroides, empezó a hablar con ella. En un abrir y cerrar de ojos, con tan solo cuatro palabras y la ayuda de una bolsita de polvo blanco, ella se marchaba, se olvidaba de las caricias y las risas mientras se perdía entre la gente de la mano de aquel armario con cabeza.

Salió del local minutos mas tarde invitado por los porteros, al parecer ya no estaba permitido fumar en los bares. Su moto estaba en el depósito por conducir sin casco, así que encendió otro cigarro, y se puso en camino de la parada de taxis más cercana, mientras disfrutaba del sabor de aquella deliciosa mezcla de: nicotina, tabaco y alquitrán; murmurando entre dientes My Way” de Frank Sinatra, sonriendo amargamente, y tratando de recordar si aquella pelirroja le había dicho su nombre.

And now, the end is near
And so I face the final curtain
My friend, I'll say it clear
I'll state my case of which I'm certain
I've lived a life that's full
I traveled each and ev'ry highway
And more, much more than this,
I did it my way...

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