sábado, 8 de enero de 2011

Rebajas



Lo reconozco, desde hace algún tiempo me paseo por tu vida. Inmóvil, callado, me gusta detenerme delante de tu escaparate y contemplar una de tus miradas, uno de esos gestos tuyos que tan especial te hacen. Nunca compro nada, busco y rebusco en el fondo de mi bolsillo tratando quizás de encontrar algo de valentía y confianza, pero lo único que me encuentro es un agujero por el que se van todas mis esperanzas. A pesar de todo, me encanta perderme en la sección de besos para volverme a encontrar en la de abrazos, hacer cola en los probadores para ver que tal me sienta una conversación contigo, o incluso dejarme llevar hasta el pasillo siete, romper una de tus alarmas y sin que lo notes robarte una sonrisa.

Al final conseguí coser ese agujero, al final conseguí llenarme de confianza. Así que hoy vine directo a tu vida, sin paradas por el camino ni rodeos, sin dudas ni vacilaciones, pero me encontré que estabas de rebajas. Decenas de desconocidos abarrotaban tus estanterías y probadores, llevándose tus besos de sábado con sabor a ginebra y tus noches de sexo con desconocidos, pero olvidándose de lo más importante ¿Por qué te cuento todo esto? Porque quiero que sepas todo lo que he recorrido antes de llegar al punto al que ahora me encuentro, estancado delante de ti, tembloroso y a punto de hacer la compra más importante de mi vida; porque no quiero comprar un beso, un abrazo, o una noche de sexo contigo, quiero el paquete completo, te quiero a ti, y te quiero en todas tus tallas, diseños y colores. Así que hazme la factura y cóbrame el precio original, porque no estoy dispuesto a pagar ni un céntimo menos de lo que vales, y te puedo asegurar que vales mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario