jueves, 26 de mayo de 2011

Arrabal amargo


Salí de mi arrabal engalanado, recién me había afeitado y me había engominado el pelo; llevaba puestos mis más limpios tamangos, y mi mejor traje, bueno, en realidad mi único traje, con la sola intención de disfrutar del tango en la milonga más popular de todo Buenos Aires, milonga "La Catedral".

Ya al entrar, me quedé impresionado con la decoración compuesta por innumerables elementos artísticos hechos con desechos, un piso alfombrado en el que reposaban cantidad de sillas y mesas repletas de velas que daban un calor especial al ambiente. Llegando a la pista de baile me llamó la atención un gran quilombo que había allí formado, me acerqué y me encontré con un montón de hombres deseosos de bailar un tango con una mina que se estaba fumando un pucho en medio de aquel gran corro como si la cosa no fuera con ella.

Cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de aquel tango de Gardel esa papirusa se acercó a mi con mirada penetrante, me abrazó y juntos bailamos un tango con el que los allí presentes enmudecieron ; un tango sensual a la par de elegante , un tango sexual y casto a la vez , un tango en el que dos personas se fundieron hasta casi formar una sola y cuyos labios solamente los separaba el ancho del tallo de una rosa y cientos de discordantes intenciones.

Terminó el tango y con él todo lo que había surgido en un solo baile, desapareciste para siempre y desde entonces me he quedado piantao bailando al son de una música que no volverá a sonar y canturreando sin cesar aquel tango de Gardel

"...Arrabal amargo,
con ella a mi lado
no vi tus tristezas
tu barro y miserias...".


HAIKU DE LA SEMANA:

Experimento fallido
Vuelo en gravedad,
rijo el tiempo a mi antojo
mas no te olvido.

CANCIÓN DE LA SEMANA:


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