La delgada línea que hablaba de nosotros se rompió aquella noche en la que el descenso de temperaturas incendió la mecha que tanto tiempo nos costo encender. Ponle un final feliz a esta historia me susurraste al oído justo antes de que me enseñaras lo que era un beso, y un escalofrío se adueñó de mi cuerpo, un escalofrió que me hizo morirme de miedo y a la vez sentirme más vivo que nunca.
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