Te grito un secreto a voces, te soplo un guiño de frases, te hablo sin que me escuches, escribo un punto y aparte. Desmonto tanto cuento tonto, de verdugos, de princesas, y de prisioneros adictos al café. Empiezo viajes, monto mis sueños, y cazo tesoros en conversaciones aburridas por la experiencia. Disfruto mi mundo, segundo a segundo, de esto y de aquello, lo cambio todo, y empiezo de nuevo.
Trescientos sesenta y cinco susurros después....tú tenías razón.
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